martes, 19 de enero de 2010

Viaje a Monte-Albán


El sol despierta al que viaja. El soñador despierta antes que el sol; sabe que su día comienza en la noche en que los caminos de lo onírico y real se vuelven uno.

El camino hacia Monte-Albán se postra frente a mí, me indica la dirección en que el cielo es parte de la tierra, de lo humano. Vehículos, alegatos, caos... todo queda atrás, ahora sólo hay silencio, silencio de viaje.

Árbol de la vida, dios del maíz, dios de la lluvia, ave migratoria, piedra corroída, silencio de viento, ausencia de tiempo, valle oaxaqueño que levantas tus senos al eterno cielo.

Monte-Albán de la lluvia y el viento, imperio establecido. Dioses en puntas de Maguey. Copa de obsidiana que matas al que te descubre y contempla. Del monte albino tu nombre.

Monte-Albán que de piedra es tu memoria y de nube tu recuerdo.

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