lunes, 26 de abril de 2010

'Lococista' Tinta china-acuarela s/papel
En la noche el aroma se aparta del café,
y sin embargo nos supiste a dónde fue.

Pechos al aire


A pesar de todo

sigues con los pechos al aire.

jueves, 1 de abril de 2010

No me preguntes cómo pasa el tiempo

Salvador Dalí (detalle)
En el polvo del mundo se pierden ya mis huellas
me alejo sin cesar.
No me preguntes cómo pasa el tiempo.
Li Kiu Ling...
Al lugar que fue nuestro llega el invierno
y cruzan por el aire las bandadas que emigran.
Después renacerá la primavera,
revivirán las flores que sembraste.
Pero en cambio nosotros
ya nunca más veremos
la casa entre la niebla.
-José Emilio Pacheco.

El silencio de la luna: tema y variaciones

Rufino Tamayo 'Luna llena'

... et iam Agriva phalanx navibus ibat

a Tenedo, tacitae per amica silentia lunae

Eneida II, 254-255

... ya la falange de las griegas naves

de Ténedos venía, bajo el velo

del silencio amistoso de la luna...

Aurelio Espinosa Pólit,

Virgilio en verso castellano


1
El aire está en tiempo presente.
La luna por definición en pasado.
Tenues conjugaciones de la noche.
El porvenir ya se urde
en los fuegos que hacen el alba.
Invisible para nosotros, porvenir nuestro,
como otro sol en la maleza del día.
2
Noviembre, y no me fijo en los troncos desnudos,
sólo en las simprevivas y en las plantas perennes.
Ignoro la respuesta: su verdor,
enmedio del desierto de la gisura,
¿es permanencia, obcecación, desafío?
O quizá por indiferentes
desconocen la noche de loa muertos.
Al prescindir del viaje renunciaron al goce
de la resurección
que habrán de disfrutar sus semejantes:
siemprevivas porque antes ya se han muerto,
perennes porque saben renacer como nadie.
3
Cuánto ocaso en el día que ya se va
y parece el primero en estar muriendo.
Son las últimas horas del gran ayer.
De mañana ignoramos todo.
4
Después de tanto hablar
guardemos un minuto de silencio
para oír esta lluvia que disuelve la noche.
-José Emilio Pacheco.

Ventana sobre la mar

No está clavada a un lugar. Las montañas y los árboles tienen el destino en la raíz; pero la mar ha sido, como nosotros, condenada a la vida vagabunda. Aires de marinería: nosotros hombres de la costa, hemos, aunque no lo sepamos, cuando vamos navegando en el oleaje de las calles de la ciudad, de café en café, y a través de la bruma viajamos hacia el puerto o naufragio que esta noche nos espera.

-Eduardo Galeano