jueves, 23 de octubre de 2008

Las penas del joven Werther

'La amada Lotte y el joven Werther'






24 de Noviembre

No ignora Lotte lo que sufro. Su mirada ha penetrado hoy hasta lo más profundo de mi corazón. La encontré sola: yo no despegaba mis labios, y ella me miraba fijamente. Absorto ante aquella mirada sublime, llena de afectuoso interés y dulce compasión, no veía en aquel momento su seductora belleza, ni la aureola de inteligencia que ilumina su frente. ¿Por qué no me arrojé a sus pies, o la estreché en mis brazos, encubriéndola de besos? Se puso al piano; a sus armoniosos acordes unió su dulce y melodiosa voz. No he visto nunca más adorables sus labios; parecía que se entreabrían lánguidamente para aspirar los dulces sonidos del instrumento y exhalarlos de nuevo, suavizados por su hálito. ¡Ah! ¡Si yo pudiera hacer que compartiese conmigo lo que entonces sentí! Incliné la cabeza desfallecido y me juré no atreverme jamás a imprimir un beso en aquella boca…, en aquella boca donde revoloteaban los celestiales serafines. Y, sin embargo, yo quiero… No; hay una barrera inaccesible que la separa de mi alma. ¡Destruir esta pureza…! Y, luego, el castigo que sigue al pecado… ¿Pecado?

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