"A la orilla de un sueño" -Lococista.Se refleja sobre el lago un rostro,
el río arrastra piedras con un olvido:
el río arrastra piedras con un olvido:
inherente, expulsado, arrebatado
y un lugar donde no se guarda rencor.

nunca óleo y pinceles, realizaba los planos bellamente inspirados de la locura misma. Tal vez ésta era
la cura o la penitencia de una vida tormentosa, violado de niño y violador de niños, culpas lavadas por los colores, olvido del tiempo pasado por las líneas trazadas. Empujado por los pastores de su aldea al exilio que la locura también acarrea.
Martín Ramírez (México 1895 – E.U.A. 1963) tapatío de nacimiento y gringo de muerte, se enfrentó contra los demonios que habitan en los muros de los manicomios. Su resguardo contra estos demonios solía ser la esquizofrenia, la creadora de los ángeles que le aconsejaban ser un autodidacta de la pintura: ser un artista marginal. Ferrocarriles, túneles y raíces de su México nos llevan a mundos alternos a los cuales Ramírez tenía acceso absoluto,
incondicional. El mundo al que los ángeles de la locura sólo tienen llave, dan acceso aquél Avatar que es nacido en la miseria, pero que internamente posee una fuerza para soportar las toneladas de la creatividad y la locura.
